Por las costas de Alaska (2)

Paisaje imponente
Me despierto más temprano que de costumbre. Son las seis de la mañana, abro la ventana y veo pasar enormes bloques de hielo. Navegamos por un fiordo de casi 42 kilómetros. Vamos rumbo al glaciar Sawyer. La mejor vista es desde el piso 10 del barco, el cual se acerca lentamente. Ahí, todos los pasajeros nos limitamos a observar en silencio el azul del hielo y el monumental paisaje de este glaciar, que es parte del fiordo Tracy Arm, que pertenece a su vez al Parque Nacional Tongass. Esta parada obligatoria también es escenario de una fauna imponente. Vemos focas y una diversidad irreconocible de aves marinas. Por si fuera poco, las montañas de la Cordillera de la Costa se unen a la imagen de postal, donde habitan osos negros y marrones, ciervos, lobos, alces y hasta cabras de montaña.
Influencia rusa

Sitka
es por mucho una ciudad hermosa. No sólo por la naturaleza, ubicada al oeste de la isla de Baranof y flanqueada por majestuosas montañas cubiertas de nieve, lo más seductor es la convivencia de la cultura aborigen Tlingit y la rusa. De los sitios visitados es donde la presencia rusa es más tangible tanto en su arquitectura, en las iglesias, en sus costumbres y hasta en los suvenires donde están a la par las piezas hechas a mano de los descendientes de aborígenes, como las matrushkas. Después de recorrer sus calles, uno entiende por qué Alexander Baranof, primer gobernador de la Compañía Rusa en América, decidió construir su castillo aquí. Tal vez por la vista de isletas en el mar y bosques de abetos a la orilla del agua.
Lo que no puedes dejar de visitar es su museo que narra la historia de Sitka, además de visitar los talleres de los artesanos locales que aún conservan y enseñan a las generaciones más jóvenes los procesos para crear tótems y textiles. Ah, otra actividad imprescindible es buscar a los 18 tótems originales dispuestos en el Totem Park. Para buenas compras visita la tienda The Russian American Company.
Última parada
La ciudad canadiense Victoria es la última parada del crucero, y una localidad que merece una estancia de más días (como casi todas). Visita el Royal BC Museum, el edificio del parlamento y los jardines botánicos Butchart, son impresionantes. Toma un té en el Hotel Fairmont y camina por la Government Street, donde verás la evidente herencia británica en los escaparates de las tiendas (desde tejidos de lana y porcelana procedentes de Inglaterra, Escocia y el tartán de encaje de Irlanda). Visita las tiendas de chocolates artesanales, de té y arte indígena, y si quieres cosas más contemporáneas visita el Bastion Square, donde encontrarás las tiendas más originales. Si deseas ver el casco antiguo, recorre un área más allá de Johnson Street. Está será la última noche en el crucero, el capitán dará una recepción. La noche será larga.

Otra vez San Francisco
Después de 12 días, la vista de San Francisco es imponente. Aunque estoy cansada no puedo decirle que no a esta ciudad. Así que aprovecho para ir al Exploratorium, un museo interactivo de ciencias, en el distrito de La Marina; después recorreré sus galerías y tiendas y buscaré un buen lugar para cenar, quizá el Abigail?s Bakery & Café o el Circa. Esta es la última parada.
Por M.Martinez para Nat Geo en español

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