Mostrando entradas con la etiqueta Europa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Europa. Mostrar todas las entradas
ECLIPSE SOLAR
Fue visible desde Asia Oriental, gran parte del Océano
Pacífico y de América del Norte.
La fase anular recorrió la costa sur de China, la parte
norte de la isla de Taiwán, el sur de Japón y la parte occidental de Estados
Unidos. Ciudades importantes como Guangzhou, Taipei, Kioto, Tokio, Shizuoka,
Reno y Albuquerque estuvieron dentro de la fase anular.
El eclipse mayor fue visible en las coordenadas 49.1N
176.3E, en el Océano Pacífico Norte frente a las Islas Aleutianas a las 23:53
UTC.
Tarde de verano en 'Barna'
![]() |
Barcelona se abre a propios y extraños con una variedad de opciones digna de mucho más que un verano |
Muchas son las razones que ahuyentan a los catalanes de la ciudad de Barcelona en verano. El calor es una de ellas, pero el apretado flujo de turistas (fila interminable que en agosto adquiere proporciones increíbles) es razón suficiente para huir de un lugar repleto de rincones hermosos que, además, tiene playa, la Barceloneta. Los catalanes nunca van a esa playa, sin embargo.
El amasijo de cuerpos embarrados de bronceador que cubre esta playa está formado exclusivamente de turistas. Los locales suelen ir a la Costa Brava.
En uno de los trenes catalanes es posible llegar, por ejemplo, de Barcelona a San Pol de Mar en 45 minutos y pasar la mañana en una playa 100% natural (porque la Barceloneta es remosada constantemente) y luego comer de manera espectacular en el restaurante San Pau. Su chef, Carme Ruscalleda cuenta ni más ni menos que con seis estrellas Michelin, lo cual la sitúa en un rango de élite ahora que El Bulli - el fenómeno de la cocina contemporánea, con las propuestas moleculares de Ferrán Adriá - cierra sus puertas. Quedan sus amigos y aquellos que han sido inspirados por ese espíritu elevado del placer de comer. Entre todos ellos, Carme Ruscalleda es la número uno, y eso es indiscutible.
Pero volvamos a Barcelona, donde hay un par de cosas que hacer además de formarse en la cola de una hora para entrar a La Sagrada Familia.
Los fines de semana al atardecer, por ejemplo, encienden las fuentes de la Plaza de España y se forma un espectáculo de chorros de agua y colores bastante digno. Y los lunes, miércoles y viernes es posible coger una manta y una canasta, meter en ella una botella de vino, un queso y una hogaza, y lanzarse a disfrutar una película tumbado en los prados del Montjuic.
Fuente: Nat Geo Traveler
El amasijo de cuerpos embarrados de bronceador que cubre esta playa está formado exclusivamente de turistas. Los locales suelen ir a la Costa Brava.
En uno de los trenes catalanes es posible llegar, por ejemplo, de Barcelona a San Pol de Mar en 45 minutos y pasar la mañana en una playa 100% natural (porque la Barceloneta es remosada constantemente) y luego comer de manera espectacular en el restaurante San Pau. Su chef, Carme Ruscalleda cuenta ni más ni menos que con seis estrellas Michelin, lo cual la sitúa en un rango de élite ahora que El Bulli - el fenómeno de la cocina contemporánea, con las propuestas moleculares de Ferrán Adriá - cierra sus puertas. Quedan sus amigos y aquellos que han sido inspirados por ese espíritu elevado del placer de comer. Entre todos ellos, Carme Ruscalleda es la número uno, y eso es indiscutible.
Pero volvamos a Barcelona, donde hay un par de cosas que hacer además de formarse en la cola de una hora para entrar a La Sagrada Familia.
Los fines de semana al atardecer, por ejemplo, encienden las fuentes de la Plaza de España y se forma un espectáculo de chorros de agua y colores bastante digno. Y los lunes, miércoles y viernes es posible coger una manta y una canasta, meter en ella una botella de vino, un queso y una hogaza, y lanzarse a disfrutar una película tumbado en los prados del Montjuic.
Salzburgo, frutas y verduras
![]() |
Como cada año, el verano en Salzburgo es tomado por la música. |
Salzburgo, esa pintoresca ciudad europea, que fluye tan lentamente, recibe a intérpretes, compositores, directores y melómanos del mundo, y adquiere la velocidad de un huracán.
Durante agosto parece que todo lo relacionado con la música sucede en Salzburgo, sede de la Universidad Mozarteum. Los interesados pueden echar un ojo a la programación aquí, con un leve destello de esperanza en los ojos, ya que, lo digo por experiencia, es posible encontrar boletos (incluso de los mejores y, ya con mucha suerte, gratis) incluso en el último momento.
Salzburgo se viste de fiesta y por todos lados es posible encontrar algo qué hacer. Lo que personalmente propongo para quienes tengan la opción de caminar por esas calles romanas junto al río Salzach y pasar frente a la casa materna de Mozart en la Getreidegasse, es darse un tiempo para ingresar a la Papagenoplatz por la Pfeifergasse. Comerse unos ramazzini en el cafecito de la izquierda y quizá mandarse a hacer unos zapatos a la medida en el local de al lado, ni más ni menos que de Forian Haderer (que sólo abre los miércoles, por cierto. Tel. +43 662 841473).
Luego, en la siguiente cuadra (Chiemseeg) dar vuelta a la derecha y cruzar el umbral de un bar español llamado Divinotinto. Ahí está una de las exposiciones más interesantes de Salzburgo. La pintora y bailaora de flamenco Christine Walch exhibe sus breves cuadros con frutas y verduras gigantes.
Su manera de jugar con el volumen real e imaginario de los objetos combina perfectamente con los tonos pastel de su paleta y el suave trazo de su pincel. El resultado es sorprendente. Una buena recomendación para pasar la tarde en la ciudad de la música con estilo, vino, "Frutas y verduras".
Fuente: NatGeoTraveler
Durante agosto parece que todo lo relacionado con la música sucede en Salzburgo, sede de la Universidad Mozarteum. Los interesados pueden echar un ojo a la programación aquí, con un leve destello de esperanza en los ojos, ya que, lo digo por experiencia, es posible encontrar boletos (incluso de los mejores y, ya con mucha suerte, gratis) incluso en el último momento.
Salzburgo se viste de fiesta y por todos lados es posible encontrar algo qué hacer. Lo que personalmente propongo para quienes tengan la opción de caminar por esas calles romanas junto al río Salzach y pasar frente a la casa materna de Mozart en la Getreidegasse, es darse un tiempo para ingresar a la Papagenoplatz por la Pfeifergasse. Comerse unos ramazzini en el cafecito de la izquierda y quizá mandarse a hacer unos zapatos a la medida en el local de al lado, ni más ni menos que de Forian Haderer (que sólo abre los miércoles, por cierto. Tel. +43 662 841473).
Luego, en la siguiente cuadra (Chiemseeg) dar vuelta a la derecha y cruzar el umbral de un bar español llamado Divinotinto. Ahí está una de las exposiciones más interesantes de Salzburgo. La pintora y bailaora de flamenco Christine Walch exhibe sus breves cuadros con frutas y verduras gigantes.
Su manera de jugar con el volumen real e imaginario de los objetos combina perfectamente con los tonos pastel de su paleta y el suave trazo de su pincel. El resultado es sorprendente. Una buena recomendación para pasar la tarde en la ciudad de la música con estilo, vino, "Frutas y verduras".
Strokkur, el géiser espectáculo de Islandia
Strokkur es un géiser en la región geotérmica del río Hvitá en Islandia, a metros del géiser más famoso de Islandia, con la diferencia de que el géiser Strokkur hace erupción cada cinco o diez minutos. En la práctima, significa un espectáculo asegurado para los turistas, expulsando agua hasta a a 20 metros de altura con demasiada frecuencia:
Fuente: 101 Lugares Increibles
Champaña, Francia, región de burbujas doradas
![]() |
Al noreste de Francia está una de las regiones vitícolas más famosas del mundo, Champagne, si bien su fama viene desde el siglo IX, no fue sino hasta finales del siglo XVII que dominó sus burbujas. |
No voy a correr. No como todos los turistas que llegan a Reims desde París (TGV, varios horarios al día) que quieren a toda costa, veloces como gacelas, ir tras unas burbujitas chispeantes y doradas. No, yo mantendré la calma. Cada fiesta familiar es celebrada con una botella de champaña, sin falta. Es como si cada burbuja representará las sonrisas, los sueños alcanzados, como pequeñas notas musicales que entran al cuerpo y hacen que la sangre baile, que se sufra una suerte de euforia sensual. Vida pura o pura vida, como se quiera ver. Insisto, no correré, voy a mantener la cabeza en su sitio?
El agua recorre la gran parte de esta región, el río Marne, en donde se puede tomar un barco (sale de Cumières) y contemplar los valles de un verdor intenso son la tierra de una de las regiones más caras del mundo. También se puede conocer la región en sus productos: quesos majestuosos (fuertes, con personalidad), el foie gras de Champagne (de una untuosidad y delicia al paladar), la famosa charcutería (no hay que dejar de probar el encurtido de carne a la pimienta verde, al pistache y al natural, sólo sellado con pimienta negra) o los caracoles grand cru, mieles y, claro, champagnes (secos-brut, semisecos-demisec, dulces y rosados). Y aunque no se crea, hay un champán para cada tiempo de una comida, para cada sabor.
Hautvillers (a 30 kilómetros de Reims)
Me doy una escapada de Reims. A lo largo del llamado Parque de la Montaña de Reims (que incluye varios poblados como Mutigny o Pourcy o el misterioso parque de Faux de Verzy, con enigmáticas hayas de troncos retorcidos) hay marcadas varias rutas para pasear a pie (recomiendo la que sale de Gueux que pasa por Villedommange, llegando a Verzenay y su molino y a Verzy y su bosque encantado). Camino un poco y luego tomo un autobús, mi destino es Hautvillers, el más alto de los poblados de la región y donde se encuentra, en la iglesia, la tumba emblemática del señor y maestro del Champagne, Don Pérignon, procurador de la Abadía de Hautivillers en el siglo XVII. El pueblo tiene una de las más seductoras vistas a los viñedos pero no es su única belleza. Si se es un observador atento se podrá ver que en las fachadas de las casas hay varios objetos extraños colgando o algunos símbolos pendiendo de alguna ventana. La respuesta es, como también sucede en otras ciudades europeas, como en Praga, que estos objetos representan los oficios de los dueños de las casas, así se pueden ver trompetas y uvas (la casa del director de música de la escuela local), escudos y tijeras y animales subiendo por la casa (los escudos de los apellidos de las familias del matrimonio: las tijeras hablan del oficio de recolector de uvas del marido, los animales son ya una licencia, digamos, poética), soldados que brindan con botellas de champaña u hogazas de pan y uvas (uno de los panaderos del pueblo). Las calles, empedradas y reducidas, van creando un recorrido laberíntico y recuerdan el trazo urbanístico del medioevo: pequeños pasillos, calles estrechas y patios comunes para la toma de agua.
Me doy una escapada de Reims. A lo largo del llamado Parque de la Montaña de Reims (que incluye varios poblados como Mutigny o Pourcy o el misterioso parque de Faux de Verzy, con enigmáticas hayas de troncos retorcidos) hay marcadas varias rutas para pasear a pie (recomiendo la que sale de Gueux que pasa por Villedommange, llegando a Verzenay y su molino y a Verzy y su bosque encantado). Camino un poco y luego tomo un autobús, mi destino es Hautvillers, el más alto de los poblados de la región y donde se encuentra, en la iglesia, la tumba emblemática del señor y maestro del Champagne, Don Pérignon, procurador de la Abadía de Hautivillers en el siglo XVII. El pueblo tiene una de las más seductoras vistas a los viñedos pero no es su única belleza. Si se es un observador atento se podrá ver que en las fachadas de las casas hay varios objetos extraños colgando o algunos símbolos pendiendo de alguna ventana. La respuesta es, como también sucede en otras ciudades europeas, como en Praga, que estos objetos representan los oficios de los dueños de las casas, así se pueden ver trompetas y uvas (la casa del director de música de la escuela local), escudos y tijeras y animales subiendo por la casa (los escudos de los apellidos de las familias del matrimonio: las tijeras hablan del oficio de recolector de uvas del marido, los animales son ya una licencia, digamos, poética), soldados que brindan con botellas de champaña u hogazas de pan y uvas (uno de los panaderos del pueblo). Las calles, empedradas y reducidas, van creando un recorrido laberíntico y recuerdan el trazo urbanístico del medioevo: pequeños pasillos, calles estrechas y patios comunes para la toma de agua.
La iglesia, austera, fría y con una personalidad escueta (no se espere la majestuosidad de la catedral de Reims o las iglesias de Troyes) tiene como mayor encanto la dichosa tumba de Monsieur Pérignon (1638-1715), el monje que, se dice, inventó por equivocación el champagne o, mejor dicho, el método para controlar la fermentación y obtener un vino de espuma persistente (otros dicen que la visión es desde tiempos anteriores cuando San Rémi, obispo de Reims, hacia el año 495 vio salir vino de un tonel vacío). Pero, en definitiva, hay que hacer un alto: hincarse ante la tumba y dar las gracias por las miles de risas que le debe la humanidad al champán y a Dom P. (y matrimonios, bautizos, cumpleaños... y demás). Ya he dejado atrás la calma, aunque la vista desde aquí está aunada a un silencio sólo quebrantado por el ruido de las hojas de algunos árboles. El champagne me espera.
Epernay (a 9 kilómetros de Hautvillers)
La ciudad está rodeada de viñedos, viñedos y más viñedos. En la región hay ciertas cepas que reinan: Chardonnay (de uvas blancas), Pinot Noir y Meunier (uvas negras). Epernay se enorgullece de ser la capital de la champaña, una de sus avenidas principales lleva este nombre. La ciudad podría decirse que es el profundo corazón del gran viñedo que es Champagne. A lo largo de sus calles hay varios sitios para beber doradas burbujas. Único es el espacio de C Come Champagne, un sitio que reúne más de 150 casas de champaña que van desde las más conocidas hasta las vitivinícolas independientes. Por fin, una resplandeciente copa me es entregada: oro viejo, un tanto ambarino, denso, un champán de "alma", una añada especial, me dice el mesero, yo diría un trozo de cielo que ha caído en este líquido, el elíxir de la juventud. Dentro de esta pequeña copa hay especies exóticas, un mundo complejo y rico que me hace sonreír así (como el ángel de la catedral de Reims), simplemente por nada o por la simple razón de saber que la belleza existe vertida en esta copa.
Cada 22 de enero, fiesta de San Vicente, patrón de los vinateros, en algunos poblados de Epernay sale la gente dedicada al vino vestida a la usanza antigua, portan en las manos bastones rojos con imágenes del santo, otros llevan el nombre de su terruño. Todo para pedir una buena vendimia y que no caigan granizadas, bendiciones también para que la añada sea de excepción. Más allá de la ciudad está la vista panorámica de Mutigny y las iglesias de Avenay-Val-d? Or y los parajes encantadores por su belleza suave de Bouzy y Ambonnay. Lo indispensable es pasear siempre bien acompañado.
Troyes (a 150 kilómetros de Epernay)
Medieval, oscura y solar (según el área de la ciudad) y extrañamente contemporánea, moderna, así es Troyes, una ciudad conocida por su antiguo oficio textil, de bonetería y confección de calcetas, medias y ropa de algodón. Las casas son típicas de la época del medioevo: estrechas ventanas, verticales y con vigas de madera. La catedral de San Pedro y San Pablo (gótica y vidrieras del siglo XII al XIX) y la plaza son un ejemplo de su parte más oscura, al igual que la calle Ruelle des Chats, estrechísima y encantadora, a los lados hay cafetines y pequeñas tiendas y librerías como Le Bout du Monde, un pequeño oasis de libros, té, café y extrañas curiosidades.
Entre la gran oferta arquitectónica y cultural se encuentra uno de los museos más particulares, la Maison del? Outil, que reúne más de 10 mil utensilios de diversos oficios como la carpintería, zapatería (moldes de madera desde el 1400), herrería (en los yunques hay varios símbolos masones) y la construcción (una de las paletas de madera para alisar muros tiene una imagen grabada, es la madre del albañil). Su oferta cultural es enorme, la Maison du Bolunager presenta teatro, conciertos de música tanto clásica como contemporánea, música del mundo, comedias. Y otro de los museos, la Apothicairerie, cuenta con una de las colecciones más alucinantes de tarros y recipientes de remedios así como un jardín con plantas medicinales. Una de las piezas, un busto de Santa Magdalena, santa patrona del Hotel-Dieu-le Comte, sede del museo, tiene un pequeño orificio en la cabeza: esconde una pequeña reliquia, un pedazo de cráneo de la santa. Otro detalle curioso, en este mismo edificio: en uno de sus muros hay una pequeña puerta de madera, esta era giratoria, aquí los pobres o las madres solteras dejaban a los bebés para que los cuidaran.
Y sí, si Troyes es conocida como el "corcho o el bouchon de Champagne" (la ciudad vieja marca esta forma en los mapas), aquí el buen vivir es cotidiano. Comer y beber en esta ciudad es una experiencia, al igual que ir al mercado local donde hay la mejor charcutería (no dejes de probar la andouillette típica de Troyes, con un toque de crema fresca) de la región así como excelentes quesos. Y ya que esta es la ciudad donde se abre la botella, sea pues, que reine el dorado líquido, que la sangre fluya con miles y miles de burbujas, como las campanas de sus diez iglesias, que reine la alegría.
Por Rocio Ceron para Nat Geo
Distrito de Gràcia, Barcelona
![]() |
Gràcia, el más pequeño de los 10 Distritos de Barcelona, es hogar de los negocios de antaño, las formas caprichosas de Gaudí y la vanguardia alternativa de los artistas. |
Distrito de Gràcia de Barcelona, que conforma los barrios de la Vila de Grácia, el Coll, Vallcarca, Penitents, La Salut, y Camp d?en Grassot, es sin duda uno de los más vivos de la ciudad y el sitio perfecto para quienes desean experimentar una caminata alejada de las multitudes turísticas. Su distrito antiguo fue un pueblo independiente durante 41 años hasta que en 1897 fue agregado a la ciudad, por lo que durante este periodo adquirió costumbres e ideologías que se conservan hasta ahora.
Gràcia está poblado de artistas, multitudes bohemias, asociaciones culturales, comercios, plazas, cafeterías, restaurantes y una gran diversidad de razas. También es un sitio muy tradicional con una numerosa población de personas mayores, lo cual crea una peculiar mezcla cultural digna de observar. Aunque por las noches sus callejuelas se inundan de personas atraídas por los bares de copas, a todas horas es una zona segura para locales y visitantes.
Comienza el recorrido desde la parte alta del Paseo de Gràcia, área que delimita el Distrito con gran cantidad de edificios modernistas de finales del siglo XIX y principios del XX. En el número 113 contempla la (1) Casa Bonaventura Ferrer, edificio de 1906 que destaca por su fachada de piedra labrada y trabajo de hierro forjado, Patrimonio Histórico-Artístico de la ciudad desde 1979. Cruzando los Jardines de Gràcia, en el número 132 está el renombrado (2) Hotel Casa Fuster, antigua casa burguesa de 1911 reconvertida en hotel de lujo con categoría de edificio-monumento Patrimonio de la Humanidad. Vale la pena disfrutar de la arquitectura modernista y decoración Art Decó contemporánea desde el bar del hotel: el mítico Café Vienés, donde años atrás solían hacerse tertulias literarias. Además de su selección de bebidas, los jueves por la noche se convierte en un club de jazz.
Continúa por la bulliciosa calle (3) Gran de Gràcia que desde hace años es el eje comercial más importante del área; ahí encontrarás ejemplos importantes de la arquitectura modernista y las marcas más grandes del barrio como Adolfo Domínguez, la zapatería Casas o la tradicional Camisería Pons, famosa por su antigu?edad y calidad en la selección de marcas. Sube hasta el Carrer de les Carolines y en el número 24 encontrarás la (4) Casa Vicens, el primer edificio firmado por el arquitecto Antoni Gaudí y Patrimonio de la Unesco desde 2005. Aunque el acceso al público aquí está restringido, es un deleite disfrutar de la fachada de azulejos de esta residencia finalizada en 1888.
Regresa por Gran de Gràcia, crúzala, y baja por la izquierda hasta la peatonal (5) Astúries, llena de comercios y tiendas de jóvenes diseñadores como Modart, en el número 34, que acoge creaciones propias para ambos sexos. Sigue hasta a Torrent de l?Olla, gira a la izquierda y sube hasta Travessera de Dalt. Continuando por la derecha llegarás a la Avenida Santuari de Sant Josep de la Montanya, camino que comunica con la calle d?Olot, donde está la entrada al famoso (6) Parc Gu?ell, una de las máximas obras de Gaudí que contiene estructuras de piedra, cerámica y fascinantes edificios influenciados por las formas de la naturaleza.
Aprovecha para pasear por el parque y después baja por la calle Larrard, llena de tiendas de suvenires de la ciudad. Cruza Travessera de Dalt hasta el Carrer de Massens; continúa hasta el Carrer de les Tres Senyores, dobla a la derecha y de nuevo a la izquierda en Torrent d?en Vidalet; enseguida encontrarás el Carrer de l?Or y a unos cuantos metros conocerás una de las diez plazas del distrito: (7) la Plaza de la Virreina, un lugar encantador del barrio en la que sobresale la iglesia parroquial de Sant Joan. Alrededor hay gran variedad de cafeterías con terraza perfectas para tomar algo, comer tapas y cargar energías antes de seguir el trayecto. Si pasas por ahí un domingo por la mañana verás un pequeño mercadillo de segunda mano en el que también se suelen intercambiar objetos. Rodea la plaza y sigue por la calle de l?Or hasta llegar a la (8) Calle Verdi, una de las más atractivas y concurridas del barrio. Durante la segunda semana de agosto suele ser la que tiene más vida gracias a la Fiesta Mayor, famosa en toda la ciudad por los adornos temáticos y actuaciones musicales que inundan las calles.
En Verdi podrás comer o beber en sus múltiples bares y restaurantes árabes, comprar zapatos originales en la tienda Terciopelo (número 38), coloridos accesorios en Freya (número 17), jabones artesanales en La Jabonería Galesa (número 3), ropa retro en la tienda El Piano (número 15 y 20) y en Clink (número 14), o bien disfrutar de la alternativa cartelera cinematográfica del cine de arte Verdi Park. Al final de la calle encontrarás la (9) Plaza de la Revolución de Septiembre de 1868 y en la esquina está el Bar Canigó con ambiente de casino de pueblo, perfecto para tomarse un café. Unos pasos más adelante sobre el número 35 de la calle Teról está el TeatreNeu, famoso por representar obras teatrales y por su bar de copas, ideal para conversar en un ambiente bohemio rodeado de libros que los clientes pueden intercambiar por los que tienen en casa. Cruzando la plaza está el (10) Mercado de l?Albacería Central, del año 1892 y destinado a los puestos de comida y de ropa informal.
Camina hacia la derecha por la (11) Travessera de Gracia, una de las calles más transitadas donde, si aún tienes energía, podrás curiosear en la variedad de comercios, tiendas de té, chocolates y ropa que hay en ella. Para terminar, cruza Torrent de l?Olla y dobla a la izquierda por Martínez de la Rosa, en la tienda Harbort (número 53) hay diseños inusuales en piel y un curioso taller de costura. Sigue por Carrer del Diluvi y relájate en las terrazas de (12) Plaza de la Vila de Gràcia (antes Plaza Rius i Taulet), centro administrativo y político del barrio donde se levanta el Ayuntamiento del Distrito. En el centro está la Torre del Campanario de 33 metros de altura, construida en 1864 con la idea de que pudiera ser visto desde cualquier punto de la antigua villa.
Para rematar sube por alguna de las callejuelas que rodean la plaza y cruza nuevamente Travessera de Gràcia para ver la (13) Plaza del Sol, un clásico de Gràcia que por la noche es lugar de encuentro de jóvenes y de los sitios más apreciados para salir a beber o comer gracias a los precios accesibles de los bares. La atmósfera es informal y la gente incluso suele sentarse en el centro de la plaza con sus bebidas. Para entrar en ambiente puedes terminar el día tomando una copa en el Café del Sol, comiendo alguna de las famosas tapas del Sol Soler o pidiendo algo para llevar en La Piadina, que ofrece ricos bocadillos italianos y vasos de vino lambrusco por muy pocos euros. ¡Salud!
Por Rocio Tapia para NatGeo
Belfast de vuelta (Irlanda)
![]() |
Después de años de revueltas políticas, la ciudad irlandesa renace. La paz que reina en la ciudad invita al mundo a conocer esta urbe que está de vuelta. |
El corazón de la ciudad es la plaza de Donegall. Cada mediodía y hasta que cae la noche llegan aquí las propuestas más inesperadas: jóvenes que portan atuendos únicos, tratando de hacer entender que hoy día la ciudad es también moderna, capaz de proponer al mundo algo más que problemas bélicos. Junto a estas reuniones cotidianas, pacíficas y muy originales, a un lado del enorme edificio del ayuntamiento, rueda sin cesar una versión más discreta del London Eye: se trata del Belfast Big Wheel, que no cuenta con la misma altura de su prima londinense, pero sí la suficiente para ver gran parte de la ciudad: los edificios antiguos y el río Lagan confluyen con las últimas propuestas arquitectónicas y urbanísticas. También funciona para conocer las manejables dimensiones de la ciudad, siempre rodeada, y casi a la mano, de la campiña irlandesa.
Los sitios más comunes para visitar se encuentran entre la calle Great Victoria y el río Lagan. Se trata del centro de la ciudad, hoy en pleno renacimiento después de duros momentos que la historia le ha concedido: durante la Segunda Guerra Mundial sufrió fuertes bombardeos y quedó destruida en gran parte, y después los problemas políticos internos evitaron dar un empuje a la ciudad. Aquí se encuentra una obra arquitectónica contemporánea de gran calado, Victoria Square, un enorme complejo comercial que da nuevas pulsaciones al alma ?de por sí mercantil? de las calles vecinas. Se pueden hallar, entre las tiendas de moda y electrónica que se encuentran normalmente en las grandes ciudades europeas, reales santuarios de tiempos pasados en pequeños locales, ya sean librerías, peluquerías, anticuarios o en los mismos pubs. Los más clásicos son Kelly?s Cellars y White?s Tavern, este último el más antiguo de la ciudad. Y si la pasión por este tipo de rincones tan irlandeses necesita aún más acción, hay que adentrarse a The Crown Bar, un excelso pub victoriano, dotado de una decoración casi barroca de mosaicos, mármoles, cristales brocados y trabajos de caoba por doquier. Eso sí, el ambiente pub es insuperable, y en sus pequeños snugs (pequeñas salas privadas) la experiencia no puede ser mejor. Sería recomendable no acabar con las Guiness, ya que se requiere equilibrio y sensatez para conocer, justo frente al pub, otra obra victoriana en uno de los monumentos más visitados de la ciudad: el Gran Teatro de la Ópera. Construido en 1895 y después de haber sido abandonado por décadas, en 1980 vivió una renovación completa, que dio luz a esos momentos victorianos de la ciudad.
Las calles Wellington o la Howard permiten llegar a los edificios más clásicos de la ciudad: Scottish Provident Building, o la biblioteca Linen Hall Library. Y algo que sucederá con seguridad es que el camino que se tome lo llevarán a los entries, pequeños callejones con más locales y pubs menos conocidos, pero igualmente genuinos. Y hágase lo que se haga, siempre se llegará de forma natural a la ribera del río Lagan, la cual en los últimos años está viviendo una renovación con enormes edificios como el Waterfront y el Odyssey, un espacio de presentaciones culturales y un estadio, respectivamente.
También los astilleros, donde alguna vez se construyó el Titanic, son testigos de la construcción de nuevos hoteles, edificios de departamentos, parques, almacenes restaurados y la limpieza de las aguas del río. Tal vez no hay mejor sitio para conocer la propuesta que Belfast tiene para su futuro.
Si se renta una bicicleta se puede recorrer parte del río y llegar al sur del centro de la ciudad, después de un valiente pedaleo, para adentrarse en la calma del Jardín Botánico y sobre todo conocer el interior de Palm House, uno de los edificios más representativos en su tipo, hecho de vidrio y metal. Fue construido por Sir Charles Lanyon, arquitecto también de los Kew Gardens de Londres. Este singular edificio alberga desde hace más de cien años ejemplos de plantas exóticas, muchas de ellas de América. Una vez estando en esta parte de Belfast habrá que aprovechar para visitar el Museo de Ulster, con una colección magnífica de maquinaria industrial, pintura y joyas de oro descubiertas en un barco hundido de la armada española de 1558.
El Castillo de Belfast, construido en las laderas del Cave Hill, al norte de la ciudad, ofrece muy buenas vistas de la ciudad, así como eventos culturales y una que otra boda al mejor estilo irlandés. Otra forma de conocer la historia de la ciudad es adentrarse a dos barrios y dos formas diferentes de entender la religión y la política: Shankill y West Belfast. Entre ellos han vivido una guerra que hoy se describe en los murales de estos barrios. La visita a estas zonas se puede llevar a cabo por cuenta propia, o bien, tomando un tour manejado por testigos de la guerra, algunos de ellos incluso ex combatientes, que además de presentar las calles que han vivido este conflicto, nos acercan a su gente, a las historias del día a día de cada uno de estos barrios. Aunque, hay que decirlo, los tours de West Belfast no van a Shankill, y viceversa. Es importante entender que se viaja a estos dos barrios para conocer en primera persona una historia reciente de una ciudad que intenta ser ella misma. Y para eso está la plaza de Donegall, para encontrarse con jóvenes que viven la modernidad desde su esencia más irlandesa, inmersos en la pluralidad en el propio corazón de Belfast.
Por Carlos Pereira para Nat Geo
Los sitios más comunes para visitar se encuentran entre la calle Great Victoria y el río Lagan. Se trata del centro de la ciudad, hoy en pleno renacimiento después de duros momentos que la historia le ha concedido: durante la Segunda Guerra Mundial sufrió fuertes bombardeos y quedó destruida en gran parte, y después los problemas políticos internos evitaron dar un empuje a la ciudad. Aquí se encuentra una obra arquitectónica contemporánea de gran calado, Victoria Square, un enorme complejo comercial que da nuevas pulsaciones al alma ?de por sí mercantil? de las calles vecinas. Se pueden hallar, entre las tiendas de moda y electrónica que se encuentran normalmente en las grandes ciudades europeas, reales santuarios de tiempos pasados en pequeños locales, ya sean librerías, peluquerías, anticuarios o en los mismos pubs. Los más clásicos son Kelly?s Cellars y White?s Tavern, este último el más antiguo de la ciudad. Y si la pasión por este tipo de rincones tan irlandeses necesita aún más acción, hay que adentrarse a The Crown Bar, un excelso pub victoriano, dotado de una decoración casi barroca de mosaicos, mármoles, cristales brocados y trabajos de caoba por doquier. Eso sí, el ambiente pub es insuperable, y en sus pequeños snugs (pequeñas salas privadas) la experiencia no puede ser mejor. Sería recomendable no acabar con las Guiness, ya que se requiere equilibrio y sensatez para conocer, justo frente al pub, otra obra victoriana en uno de los monumentos más visitados de la ciudad: el Gran Teatro de la Ópera. Construido en 1895 y después de haber sido abandonado por décadas, en 1980 vivió una renovación completa, que dio luz a esos momentos victorianos de la ciudad.
Las calles Wellington o la Howard permiten llegar a los edificios más clásicos de la ciudad: Scottish Provident Building, o la biblioteca Linen Hall Library. Y algo que sucederá con seguridad es que el camino que se tome lo llevarán a los entries, pequeños callejones con más locales y pubs menos conocidos, pero igualmente genuinos. Y hágase lo que se haga, siempre se llegará de forma natural a la ribera del río Lagan, la cual en los últimos años está viviendo una renovación con enormes edificios como el Waterfront y el Odyssey, un espacio de presentaciones culturales y un estadio, respectivamente.
También los astilleros, donde alguna vez se construyó el Titanic, son testigos de la construcción de nuevos hoteles, edificios de departamentos, parques, almacenes restaurados y la limpieza de las aguas del río. Tal vez no hay mejor sitio para conocer la propuesta que Belfast tiene para su futuro.
Si se renta una bicicleta se puede recorrer parte del río y llegar al sur del centro de la ciudad, después de un valiente pedaleo, para adentrarse en la calma del Jardín Botánico y sobre todo conocer el interior de Palm House, uno de los edificios más representativos en su tipo, hecho de vidrio y metal. Fue construido por Sir Charles Lanyon, arquitecto también de los Kew Gardens de Londres. Este singular edificio alberga desde hace más de cien años ejemplos de plantas exóticas, muchas de ellas de América. Una vez estando en esta parte de Belfast habrá que aprovechar para visitar el Museo de Ulster, con una colección magnífica de maquinaria industrial, pintura y joyas de oro descubiertas en un barco hundido de la armada española de 1558.
El Castillo de Belfast, construido en las laderas del Cave Hill, al norte de la ciudad, ofrece muy buenas vistas de la ciudad, así como eventos culturales y una que otra boda al mejor estilo irlandés. Otra forma de conocer la historia de la ciudad es adentrarse a dos barrios y dos formas diferentes de entender la religión y la política: Shankill y West Belfast. Entre ellos han vivido una guerra que hoy se describe en los murales de estos barrios. La visita a estas zonas se puede llevar a cabo por cuenta propia, o bien, tomando un tour manejado por testigos de la guerra, algunos de ellos incluso ex combatientes, que además de presentar las calles que han vivido este conflicto, nos acercan a su gente, a las historias del día a día de cada uno de estos barrios. Aunque, hay que decirlo, los tours de West Belfast no van a Shankill, y viceversa. Es importante entender que se viaja a estos dos barrios para conocer en primera persona una historia reciente de una ciudad que intenta ser ella misma. Y para eso está la plaza de Donegall, para encontrarse con jóvenes que viven la modernidad desde su esencia más irlandesa, inmersos en la pluralidad en el propio corazón de Belfast.
Hallo Düsseldorf ( Alemania)
![]() |
Visita el centro económico de Alemania y su comercio, arte y moda. |
Conocer Düsseldorf implica sumergirse en una urbe que estimula los sentidos. La capital de Renania del Norte-Westfalia, situada a la orilla del Rin y gracias a su movimiento en cuanto arte, comercio y moda, se ha convertido en el centro económico de Alemania. Su elegancia y dinamismo se reflejan en la arquitectura de la ciudad del poeta Heine, cuya modernidad contrasta con las numerosas tradiciones de sus fiestas.
En la lujosa calle comercial Königsallee se exhiben galerías elegantes y es el emblema de la moda de la ciudad, mientras que el Altstadt (o casco antiguo) está repleto de callejones estrechos y encantadores, monumentos, como el Rathaus o Ayuntamiento, iglesias como la basílica de Sankt Lambertus y más de 260 bares, tabernas y cervecerías que elaboran su propia cerveza, un recorrido obligado para los visitantes. El paseo a orillas del Rin se extiende hasta el puerto comercial MedienHafen, donde arquitectos de la talla de Frank Gehry han plasmado sus ideas en las construcciones imponentes como el edificio Der Neue Zollhof. Para disfrutar de las mejores vistas, los visitantes podrán subir los 240.5 metros de altura de la torre de telecomunicaciones conocida como Rheinturm, que además es propietaria del reloj digital más grande del mundo.
Düsseldorf tiene una variedad de museos y galerías indispensables para los amantes del arte, como el Kunst Palast, los museos K20/K21, con las colecciones de arte moderno más importantes de Alemania, el Museo Goethe o el Instituto Heinrich Heine. Otro de los sitios más visitados es el Hofgarten, un parque rodeado de monumentos como la ópera, el museo del teatro o el Palacio Jägerhof. En las afueras de la ciudad se localiza El Palacio Benrath, cuyos jardines impresionantes y su construcción barroca del siglo XVIII representan un alto significado artístico e histórico para los habitantes.
En una urbe tan cosmopolita reinan los hoteles para todos los gustos; sin embargo, el Hotel Maritim, localizado al lado del aeropuerto internacional, es una opción excelente para los viajes de negocios o placer. Además, debido a la red de transportes los visitantes encontrarán la mejor forma para descubrir los rincones más interesantes y para aprovechar al máximo el viaje. La oficina de turismo ofrece diversos tours individuales o para grupos y tarjetas de descuento con el fin de conocer algunos monumentos y obtener viajes ilimitados en el transporte público.
Por Rocio Flores para Nat Geo
El Trail del Aneto
![]() |
Conoce el Trail del Aneto la carrera en autosuficiencia más multitudinaria de España con mas de 1.100 inscritos |
El Trail del Aneto by Trangoworld vive un fin de semana de récords
La cuarta edición de la carrera en autosuficiencia más multitudinaria de España ha batido el récord de participantes, superando los 1.100 inscritos, y de los seis oros entregados a los hombres y mujeres ganadores cinco de ellos lo han sido batiendo récords establecidos en anteriores ediciones.
La plusmarca pulverizada más notoria ha sido la conseguida por el atleta leonés Salvador Calvo que marcó un tiempo de 12 horas y 2 minutos en la prueba reina del Trail del Aneto, la Vuelta al Aneto de 96 km de distancia y 5.950 m de desnivel positivo acumulado, mejorando el récord en más de 1 hora que hasta ahora estaba en manos del ganador del año pasado Juan Antonio Ruiz.
La carrera más larga que se desarrolla entre el Valle de Benasque y la Val dAran, la Vuelta al Aneto, contó con 257 inscritos, 264 salieron en las 2 Caras del Aneto de 67 km con 3.870 m de desnivel positivo acumulado y la más multitudinaria, con 592 participantes, fue la Maratón del Aneto de 42 km y 1.950 m de desnivel.
La Semana de la Montaña que se celebra en el Valle de Benasque la última semana de julio tiene ya en la Ultra Trail del Aneto su traca final. El sábado 30 más de 1.100 valientes de entre 19 y 68 años tomaron la salida en tres tandas en la avenida los Tilos de Benasque en dirección a una épica aventura en autosuficiencia que marca un antes y un después en la historia de muchos corredores.
Vuelta al Aneto, entre la revancha y Afganistán
La carrera insignia del Trail del Aneto tuvo a dos ganadores con mucha historia. Por una parte, el ganador en hombres fue el leonés Salvador Calvo que pudo así desquitarse de su decepción del año pasado cuando "sólo" pudo ser segundo al perderse en puente de Salenques y desperdiciar más de una hora y el primer puesto. En esta edición Calvo traía bien aprendida la lección y, aunque en la llegada confesó haberse perdido otra vez, parece ser que se dio cuenta enseguida y no afectó a su posición ya que en todo momento fue en cabeza. El triunfo final además vino acompañado del dulce néctar de la plusmarca ya que el corredor de San Andrés de Rabanero marcó un tiempo de 12 horas y 2 minutos en la prueba de 96 km de distancia y 5.950 m de desnivel positivo acumulado, mejorando el récord en más de 1 hora que hasta ahora estaba en manos del ganador del año pasado, Juan Antonio Ruiz.
Calvo fue hasta Vielha, en la Val dAran, escoltado por el joven y también leonés Manuel Merillas, de Valseco, que perdió fuelle en la subida de Vielha hasta lArtiga de Lin, una vez superado el ecuador de la carrera. De hecho, el hasta entonces tercer clasificado, el catalán afincado en Escarrilla (Huesca), Oscar Pérez, pasó a Merillas y se aseguró la plata. Pérez marcó 12 h 20 m y Merillas 12 h 52 m.
El ya recordman de la prueba declaró al llegar a meta en Benasque que al salir sólo pensaba en una cosa: "en llegar". Según el informático de profesión "no tenía pensado batir ningún récord, eso lo vas viendo a medida que avanzas en la carrera y te encuentras bien y ves que mejoras los tiempos de paso previstos". Y es que Calvo, de 49 años, tiene larga experiencia en carreras de largo recorrido y, entre otras ha participado en la Outback de Australia donde corrió 340 km en 3 días y sus noches sin apenas dormir y en autosuficiencia. Pérez, por su parte, vio peligrar su paso por meta cuando se dio cuenta que había acabado la comida que llevaba en la mochila y aún le quedaban 30 km para cruzar el preciado arco del crono. No obstante, el trabajador de la estación de esquí de Formigal, sacó fuerzas de flaqueza y llegó a Benasque donde destacó que "me he dado cuenta que la autosuficiencia es lo que hace especial el Trail del Aneto ya que te obliga a aplicar una estrategia muy bien elaborada y eso añade dificultad al reto de por sí titánico de cubrir los 96 km".
En el apartado femenino, la joven ganadora de 26 años, Patricia Cabedo estuvo a punto de repetir el error de 2010 de Calvo. Se perdió en la bajada hacia Vielha y se adentró en la Val dAran. Rectificó después de una hora dando tumbos y al llegar finalmente a la capital aranesa se vio tercera. "En ese momento -aseguró Cabedo- pasó por mi cabeza el todo o nada: abandonar o salir a fondo y ganar". La corredora y soldado profesional de Vila-real (Castelló) optó por la decisión acertada de salir a la caza de Carmen Martín y Esther Sánchez, a la postre segunda y tercera de la prueba.
"Me voy destinada a Afganistán en 20 días y estaré cinco meses de misión en Herat con lo que me he tomado el mes de julio como una etapa para aprovechar al máximo mi tiempo libre destinándolo a mi pasión que es correr". Cabedo les dio alcance y sobrepasó antes del siguiente control en Gelés y así siguió sola hasta meta que cruzo de madrugada marcando un tiempo de 18 h 10 m. Ha sido la única que no ha batido récord de entre el elenco de ganadores de las tres pruebas del Trail del Aneto pero la atleta aseguró que con cruzar el arco de Benasque con el oro al cuello ya había cumplido su sueño. La catalana Carmen Martín de Les Borges Blanques (Lleida) fue segunda con un crono de 19 h 07 m y la marciana Esther Sánchez se hizo con el bronce parando el reloj en 19 h 15 m.
Los últimos participantes de la Vuelta al Aneto cruzaban el mediodía del domingo la llegada después de más de 27 horas de esfuerzo y de recorrer siete valles pasando por Senarta, Puente Coronas, Collado de Ballibierna, Llauset, Puente de Salenques, Port de Vielha, Vielha, Plan dera Artiga y desde la Picada ya bajaba hasta Benasque otra vez. Una auténtica proeza alrededor del Aneto siguiendo los senderos del GR11 a su paso por el parque natural de Posets - Maladeta por el sur y la Val dAran por el Norte. Esta prueba ha sido posible gracias a la colaboración y total implicación de instituciones y voluntarios tanto del valle de Benasque como de la Val dAran. De hecho, Begoña Fernández, de la Asociación Turística del Valle de Benasque ha destacado que esta prueba es muy importante para el valle ya que cada vez hay más implicación y participantes locales a la vez que crea un ambiente de montaña único en España y que vale la pena vivir de cerca.
Las 2 Caras del Aneto
La carrera intermedia de este evento patrocinado por Trangoworld fueron las 2 Caras del Aneto con salida a las 11 de la mañana del sábado en Benasque con 264 participantes con el objetivo de cubrir 67 km con 3.870 m de desnivel positivo acumulado.
En hombres cabe hablar del doble podio de los hermanos Albert y Xavi Giné, de Roquetes (Tarragona). Albert se destacó ya en el cuarto punto de control, aunque el segundo clasificado, David Ruiz de Alcoi (Alacant), le supero en algún punto pasado el ecuador de la carrera de tal manera que llegaron a meta en un duelo que dejó un solo minuto de diferencia. Albert Giné marcó un nuevo récord de la carrera al entrar con 8 h y 8 m en Benasque, superando la plusmarca del ganador 2010, Bernat Gil, que la tenía en 8 h 11 m. Ruiz paró el corno en 8 h 9 m y Xavi Giné en 8 h 20 m.
En mujeres, la donostiarra Maddi Arrazola se reservo en los primeros kilómetros pero pasados la quincena apretó el acelerador de tal manera que acabo ganando con 9 h 49 minutos destrozando la mejor antigua marca de Carmén Martínez del 2010 que estaba en 10 h 50 m. La segunda en el podio fue Gisela Soley de Sabadell (Barcelona) con 10 h 58 s y la tercera en el cajón fue Monica Isern de Vilassar de Mar (Barcelona) que cerró su carrera con 11 h 22 m.
La multitudinaria Maratón del Aneto
Por lo que respecta a la prueba "corta" del fin de semana, la Maratón del Aneto, contó con 592 inscritos que salieron en masa de la avenida de los Tilos a las 2 del mediodía del sábado en uno de los momentos más emotivos que recuerda esta población de largo historial deportivo. Su objetivo era el Puerto de la Picada de 2.477 m de altura y los 42 km aguardando en los senderos del valle de Benasque. Otra vez se obtuvieron récords de vértigo tanto en hombres como mujeres. David Ballester de Benifaió (Valencia), que ya había ganado en la edición 2010, completó los 42 km con una marca de 4 h 04 m mejorando en 10 m la que ostentaba él mismo. Le siguieron Sergio Aranda de Xavia (Alacant) con 4 h 10 m y el tercero fue José Vicente Saez e Benifairó de les Valls (Valencia) con 4 h 12 m.
En mujeres, la atleta de Ribesalbes (Castelló) Noemí Bachero consiguió también marcar récord en su prueba con un tiempo e 4 h 40 m destronando a la ganadora de 2010 que tenía la mejor marca hasta el momento con 5 h 24 m. Bachero tomó la delantera desde el primer momento con un ritmo implacable que le valió el oro y superar en 7 minutos a la segunda clasificada, Núria Sierra de Monzón (Huesca) que marcó 4 h 47 m. En tercera posición entró Celia Tajada, la corredora de Barcelona que tiene casa en Cerler, en el Valle de Benasque y conoce muy bien el terreno, con un tiempo de 5 h 12 m.
Segui leyendo aqui
La cuarta edición de la carrera en autosuficiencia más multitudinaria de España ha batido el récord de participantes, superando los 1.100 inscritos, y de los seis oros entregados a los hombres y mujeres ganadores cinco de ellos lo han sido batiendo récords establecidos en anteriores ediciones.
La plusmarca pulverizada más notoria ha sido la conseguida por el atleta leonés Salvador Calvo que marcó un tiempo de 12 horas y 2 minutos en la prueba reina del Trail del Aneto, la Vuelta al Aneto de 96 km de distancia y 5.950 m de desnivel positivo acumulado, mejorando el récord en más de 1 hora que hasta ahora estaba en manos del ganador del año pasado Juan Antonio Ruiz.
La carrera más larga que se desarrolla entre el Valle de Benasque y la Val dAran, la Vuelta al Aneto, contó con 257 inscritos, 264 salieron en las 2 Caras del Aneto de 67 km con 3.870 m de desnivel positivo acumulado y la más multitudinaria, con 592 participantes, fue la Maratón del Aneto de 42 km y 1.950 m de desnivel.
La Semana de la Montaña que se celebra en el Valle de Benasque la última semana de julio tiene ya en la Ultra Trail del Aneto su traca final. El sábado 30 más de 1.100 valientes de entre 19 y 68 años tomaron la salida en tres tandas en la avenida los Tilos de Benasque en dirección a una épica aventura en autosuficiencia que marca un antes y un después en la historia de muchos corredores.
Vuelta al Aneto, entre la revancha y Afganistán
La carrera insignia del Trail del Aneto tuvo a dos ganadores con mucha historia. Por una parte, el ganador en hombres fue el leonés Salvador Calvo que pudo así desquitarse de su decepción del año pasado cuando "sólo" pudo ser segundo al perderse en puente de Salenques y desperdiciar más de una hora y el primer puesto. En esta edición Calvo traía bien aprendida la lección y, aunque en la llegada confesó haberse perdido otra vez, parece ser que se dio cuenta enseguida y no afectó a su posición ya que en todo momento fue en cabeza. El triunfo final además vino acompañado del dulce néctar de la plusmarca ya que el corredor de San Andrés de Rabanero marcó un tiempo de 12 horas y 2 minutos en la prueba de 96 km de distancia y 5.950 m de desnivel positivo acumulado, mejorando el récord en más de 1 hora que hasta ahora estaba en manos del ganador del año pasado, Juan Antonio Ruiz.
Calvo fue hasta Vielha, en la Val dAran, escoltado por el joven y también leonés Manuel Merillas, de Valseco, que perdió fuelle en la subida de Vielha hasta lArtiga de Lin, una vez superado el ecuador de la carrera. De hecho, el hasta entonces tercer clasificado, el catalán afincado en Escarrilla (Huesca), Oscar Pérez, pasó a Merillas y se aseguró la plata. Pérez marcó 12 h 20 m y Merillas 12 h 52 m.
El ya recordman de la prueba declaró al llegar a meta en Benasque que al salir sólo pensaba en una cosa: "en llegar". Según el informático de profesión "no tenía pensado batir ningún récord, eso lo vas viendo a medida que avanzas en la carrera y te encuentras bien y ves que mejoras los tiempos de paso previstos". Y es que Calvo, de 49 años, tiene larga experiencia en carreras de largo recorrido y, entre otras ha participado en la Outback de Australia donde corrió 340 km en 3 días y sus noches sin apenas dormir y en autosuficiencia. Pérez, por su parte, vio peligrar su paso por meta cuando se dio cuenta que había acabado la comida que llevaba en la mochila y aún le quedaban 30 km para cruzar el preciado arco del crono. No obstante, el trabajador de la estación de esquí de Formigal, sacó fuerzas de flaqueza y llegó a Benasque donde destacó que "me he dado cuenta que la autosuficiencia es lo que hace especial el Trail del Aneto ya que te obliga a aplicar una estrategia muy bien elaborada y eso añade dificultad al reto de por sí titánico de cubrir los 96 km".
En el apartado femenino, la joven ganadora de 26 años, Patricia Cabedo estuvo a punto de repetir el error de 2010 de Calvo. Se perdió en la bajada hacia Vielha y se adentró en la Val dAran. Rectificó después de una hora dando tumbos y al llegar finalmente a la capital aranesa se vio tercera. "En ese momento -aseguró Cabedo- pasó por mi cabeza el todo o nada: abandonar o salir a fondo y ganar". La corredora y soldado profesional de Vila-real (Castelló) optó por la decisión acertada de salir a la caza de Carmen Martín y Esther Sánchez, a la postre segunda y tercera de la prueba.
"Me voy destinada a Afganistán en 20 días y estaré cinco meses de misión en Herat con lo que me he tomado el mes de julio como una etapa para aprovechar al máximo mi tiempo libre destinándolo a mi pasión que es correr". Cabedo les dio alcance y sobrepasó antes del siguiente control en Gelés y así siguió sola hasta meta que cruzo de madrugada marcando un tiempo de 18 h 10 m. Ha sido la única que no ha batido récord de entre el elenco de ganadores de las tres pruebas del Trail del Aneto pero la atleta aseguró que con cruzar el arco de Benasque con el oro al cuello ya había cumplido su sueño. La catalana Carmen Martín de Les Borges Blanques (Lleida) fue segunda con un crono de 19 h 07 m y la marciana Esther Sánchez se hizo con el bronce parando el reloj en 19 h 15 m.
Los últimos participantes de la Vuelta al Aneto cruzaban el mediodía del domingo la llegada después de más de 27 horas de esfuerzo y de recorrer siete valles pasando por Senarta, Puente Coronas, Collado de Ballibierna, Llauset, Puente de Salenques, Port de Vielha, Vielha, Plan dera Artiga y desde la Picada ya bajaba hasta Benasque otra vez. Una auténtica proeza alrededor del Aneto siguiendo los senderos del GR11 a su paso por el parque natural de Posets - Maladeta por el sur y la Val dAran por el Norte. Esta prueba ha sido posible gracias a la colaboración y total implicación de instituciones y voluntarios tanto del valle de Benasque como de la Val dAran. De hecho, Begoña Fernández, de la Asociación Turística del Valle de Benasque ha destacado que esta prueba es muy importante para el valle ya que cada vez hay más implicación y participantes locales a la vez que crea un ambiente de montaña único en España y que vale la pena vivir de cerca.
Las 2 Caras del Aneto
La carrera intermedia de este evento patrocinado por Trangoworld fueron las 2 Caras del Aneto con salida a las 11 de la mañana del sábado en Benasque con 264 participantes con el objetivo de cubrir 67 km con 3.870 m de desnivel positivo acumulado.
En hombres cabe hablar del doble podio de los hermanos Albert y Xavi Giné, de Roquetes (Tarragona). Albert se destacó ya en el cuarto punto de control, aunque el segundo clasificado, David Ruiz de Alcoi (Alacant), le supero en algún punto pasado el ecuador de la carrera de tal manera que llegaron a meta en un duelo que dejó un solo minuto de diferencia. Albert Giné marcó un nuevo récord de la carrera al entrar con 8 h y 8 m en Benasque, superando la plusmarca del ganador 2010, Bernat Gil, que la tenía en 8 h 11 m. Ruiz paró el corno en 8 h 9 m y Xavi Giné en 8 h 20 m.
En mujeres, la donostiarra Maddi Arrazola se reservo en los primeros kilómetros pero pasados la quincena apretó el acelerador de tal manera que acabo ganando con 9 h 49 minutos destrozando la mejor antigua marca de Carmén Martínez del 2010 que estaba en 10 h 50 m. La segunda en el podio fue Gisela Soley de Sabadell (Barcelona) con 10 h 58 s y la tercera en el cajón fue Monica Isern de Vilassar de Mar (Barcelona) que cerró su carrera con 11 h 22 m.
La multitudinaria Maratón del Aneto
Por lo que respecta a la prueba "corta" del fin de semana, la Maratón del Aneto, contó con 592 inscritos que salieron en masa de la avenida de los Tilos a las 2 del mediodía del sábado en uno de los momentos más emotivos que recuerda esta población de largo historial deportivo. Su objetivo era el Puerto de la Picada de 2.477 m de altura y los 42 km aguardando en los senderos del valle de Benasque. Otra vez se obtuvieron récords de vértigo tanto en hombres como mujeres. David Ballester de Benifaió (Valencia), que ya había ganado en la edición 2010, completó los 42 km con una marca de 4 h 04 m mejorando en 10 m la que ostentaba él mismo. Le siguieron Sergio Aranda de Xavia (Alacant) con 4 h 10 m y el tercero fue José Vicente Saez e Benifairó de les Valls (Valencia) con 4 h 12 m.
En mujeres, la atleta de Ribesalbes (Castelló) Noemí Bachero consiguió también marcar récord en su prueba con un tiempo e 4 h 40 m destronando a la ganadora de 2010 que tenía la mejor marca hasta el momento con 5 h 24 m. Bachero tomó la delantera desde el primer momento con un ritmo implacable que le valió el oro y superar en 7 minutos a la segunda clasificada, Núria Sierra de Monzón (Huesca) que marcó 4 h 47 m. En tercera posición entró Celia Tajada, la corredora de Barcelona que tiene casa en Cerler, en el Valle de Benasque y conoce muy bien el terreno, con un tiempo de 5 h 12 m.
Albi (Francia), la ciudad roja
![]() |
Es la cuna del pintor Toulouse-Lautrec y una de las ciudades más encantadoras del suroeste de Francia, en una colina a orillas del río Tarn. |
La capital del departamento de Tarn, perteneciente a la región de Midi-Pyrénées, muestra un conjunto arquitectónico medieval desarrollado durante el siglo XIII, donde resaltan imponentes monumentos de estilo gótico meridional, construidos con la arcilla roja del río que la rodea. Aunque no fue hasta el año 2010 que su centro histórico de 63 hectáreas fue catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, Albi posee desde la antigüedad una gran oferta que intercala el arte y la historia con los paisajes y la gastronomía.
El Puente Viejo edificado sobre el río Tarn en el año 1035 es uno de los más antiguos de Francia y gracias a él la ciudad se convirtió en un importante centro de comercio durante el Medievo, conectando el comercio fluvial de vino, cáñamo, azafrán y cerámica entre las poblaciones locales y los países vecinos como Italia y España. Hoy el puente sigue abierto a la circulación y desde ahí se puede apreciar una maravillosa vista de la ciudad, donde destaca la catedral de Santa Cecilia, el gran orgullo de los habitantes, ya que además de ser el mayor conjunto escultural de la Edad Media del sur de Francia, es la iglesia que contiene más pinturas renacentistas de toda Europa. Su construcción gótica meridional duró 200 años (1282 a 1480) y ofrece un curioso contraste entre la austeridad externa del templo y la suntuosa decoración de su interior, la cual está recargada con frescos de pintores del Renacimiento italiano. Vale la pena entrar para admirar la bóveda, la pintura de El Juicio Final que decora la pared occidental y la sala del tesoro que contiene objetos de arte sagrado de los siglos XIV al XIX. También sus órganos son de gran relevancia, ya que gracias a su atractiva decoración han sido catalogados como los más hermosos de Francia.
Al lado de la iglesia y formando una fortaleza con esta, se localiza el Palacio de la Berbie, uno de los arzobispados más antiguos de Francia y actualmente sede del Museo Tolouse-Lautrec, en honor al artista que nació en esta ciudad en 1864. La estructura presenta un área de jardines asomándose a la ribera del Tarn con vista al Puente Viejo, ofreciendo uno de los rincones más acogedores de Albi. Sin embargo, lo más interesante del palacio es la exposición de más de mil obras del pintor, fondo que constituye la mayor colección pública en el mundo dedicada al icono del París de finales del siglo XIX.
Después de visitar el museo, vale la pena disfrutar un buen café en cualquiera de las terracitas de la plaza de Santa Cecilia, o bien, ir a degustar la gastronomía francesa en el Mercado Cubierto, localizado en la plaza Laperous, que cuenta con varios puestos de frutas, verduras, quesos, carnes, pescado y un restaurante con mesas libres por si los visitantes quieren sentarse a comer lo que compraron en alguno de los puestos.
Para continuar el recorrido, no hay que dejar de visitar las callejuelas de la ciudad, llenas de preciosas casas señoriales con fachadas pintorescas, plazas como la de Sainte Cecile o la iglesia románica-gótica San Salvy que fue la primera sede episcopal de la ciudad entre 474 y 584.
En las orillas del río Tarn también se pueden descubrir preciosos palacios, antiguas fortificaciones y estructuras como los molinos de ladrillo en el barrio de la Madeleine, desde donde se puede observar el río y el casco antiguo.
Si el tiempo lo permite, también se puede realizar alguna visita vinícola a los alrededores, como al Château de Salletes, antigua propiedad de la familia Lautrec y reconocida bodega que se sitúa en el valle del Sodrome, a unos 20 minutos de la ciudad de Albi.
Por Rocio Flores Tapia para Nat Geo
El Puente Viejo edificado sobre el río Tarn en el año 1035 es uno de los más antiguos de Francia y gracias a él la ciudad se convirtió en un importante centro de comercio durante el Medievo, conectando el comercio fluvial de vino, cáñamo, azafrán y cerámica entre las poblaciones locales y los países vecinos como Italia y España. Hoy el puente sigue abierto a la circulación y desde ahí se puede apreciar una maravillosa vista de la ciudad, donde destaca la catedral de Santa Cecilia, el gran orgullo de los habitantes, ya que además de ser el mayor conjunto escultural de la Edad Media del sur de Francia, es la iglesia que contiene más pinturas renacentistas de toda Europa. Su construcción gótica meridional duró 200 años (1282 a 1480) y ofrece un curioso contraste entre la austeridad externa del templo y la suntuosa decoración de su interior, la cual está recargada con frescos de pintores del Renacimiento italiano. Vale la pena entrar para admirar la bóveda, la pintura de El Juicio Final que decora la pared occidental y la sala del tesoro que contiene objetos de arte sagrado de los siglos XIV al XIX. También sus órganos son de gran relevancia, ya que gracias a su atractiva decoración han sido catalogados como los más hermosos de Francia.
Al lado de la iglesia y formando una fortaleza con esta, se localiza el Palacio de la Berbie, uno de los arzobispados más antiguos de Francia y actualmente sede del Museo Tolouse-Lautrec, en honor al artista que nació en esta ciudad en 1864. La estructura presenta un área de jardines asomándose a la ribera del Tarn con vista al Puente Viejo, ofreciendo uno de los rincones más acogedores de Albi. Sin embargo, lo más interesante del palacio es la exposición de más de mil obras del pintor, fondo que constituye la mayor colección pública en el mundo dedicada al icono del París de finales del siglo XIX.
Después de visitar el museo, vale la pena disfrutar un buen café en cualquiera de las terracitas de la plaza de Santa Cecilia, o bien, ir a degustar la gastronomía francesa en el Mercado Cubierto, localizado en la plaza Laperous, que cuenta con varios puestos de frutas, verduras, quesos, carnes, pescado y un restaurante con mesas libres por si los visitantes quieren sentarse a comer lo que compraron en alguno de los puestos.
Para continuar el recorrido, no hay que dejar de visitar las callejuelas de la ciudad, llenas de preciosas casas señoriales con fachadas pintorescas, plazas como la de Sainte Cecile o la iglesia románica-gótica San Salvy que fue la primera sede episcopal de la ciudad entre 474 y 584.
En las orillas del río Tarn también se pueden descubrir preciosos palacios, antiguas fortificaciones y estructuras como los molinos de ladrillo en el barrio de la Madeleine, desde donde se puede observar el río y el casco antiguo.
Si el tiempo lo permite, también se puede realizar alguna visita vinícola a los alrededores, como al Château de Salletes, antigua propiedad de la familia Lautrec y reconocida bodega que se sitúa en el valle del Sodrome, a unos 20 minutos de la ciudad de Albi.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)