A lo lejos parece un espejismo o quizás un montaje fílmico en medio de la nada. No son oasis del desierto de Sahara ni embalses artificiales, sino lagunas de agua dulce insertadas en uno de los lugares más bellos del litoral brasileño: el Parque Nacional Dos Lençóis Maranhenses, que ocupa un área de 1550 kilómetros cuadrados de playas, manglares, dunas y lagos. Los lençóis son dunas gigantes de arena que cubren extensiones infinitas, su blancura contrasta con el verdor de sus lagos y oasis que refrescan la aridez de este desierto único en el mundo.
Comienza tu recorrido en la ciudad de Barreirinhas, ubicada en la rivera del río Preguiças (a tres horas en autobús desde São Luís). En el pasado fue habitado por indios, luego transformado en hacienda para convertirse en lo que es hoy: un enclave turístico desde donde se dirigen las principales excursiones a los Lençóis.
Hospédate en el Porto Preguiças Resort (www.portopreguicas.com.br). No olvides programar bien la fecha de tu viaje, la mejor época es la de lluvias ?entre diciembre y junio? cuando las lagunas tienen mayor volumen de agua.
Es recomendable contratar a un guía local y así aventurarte al corazón de los lençóis. Primero tendrás que atravesar el Río Preguiças en balsa, poco a poco dejarás atrás los árboles de mandioca y las palmas para adentrarte en una vegetación cerrada. Después toma un jeep 4x4, ideal para andar en esta senda. Antes de llegar a Laguna Bonita, deberás subir una duna de 40 metros de altura. En Laguna Azul las puestas de sol son espectaculares mientras te bañas en sus aguas cristalinas.
La sensación de pequeñez en este desierto costero te harán perder la noción del tiempo. Podrías pasar el día entero admirando las diversas tonalidades de las aguas o el cambio del color del sol contrastando con la arena blanca.
Rompeolas
En tiempos de luna llena, una ola gigante en la región del Amazonas, se desplaza río arriba. El nombre de esta legendaria ola gigante es Pororoca. Muchos surfistas de todo el mundo vienen hasta esta selva tropical del Amazonas sólo para domarla.
En el idioma de los indígenas, Pororoca significa "un ruido estruendoso y destructivo", y nace de la fuerza bruta proveniente del Amazonas y sus afluentes que se adentran más de 60 kilómetros adentro del Océano Atlántico. Cuando entra la marea, se encuentra con la resistencia de los ríos aún cuando están en mar abierto. La unión de las fuerzas del río y del mar dan como resultado olas que alcanzan hasta cuatro metros de altura y 30 kms. por hora.
Por A. Fernandez para Nat Geo
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