La cueva de los cristales está ubicada en una pequeña ciudad minera de México llamada Naica, a 250 kilómetros al sur de la frontera con los Estados Unidos, en el corazón de Chihuahua.
Está enterrada a 300 metros de profundidad en una descomunal mina de plomo. Forma parte de un sistema geológico alimentado por aguas termales que permitieron el crecimiento de los cristales de selenita (yeso).
Permaneció oculta por más de medio millón de años, hasta ser descubierta de manera fortuita por un grupo de mineros en el año 2000. Debido a las actividades de exploración de la mina, para poder explotar el mineral, se requiere extraer dicha agua caliente mediante un sistema de bombeo. Este sistema drenó el agua de las cuevas y se descubrió el tesoro natural.
Con temperaturas promedio cercanas a los 45 grados Celsius (113 Fahrenheit) y una humedad del 90 %, el sofocante calor dentro de la cueva mata a un ser humano en apenas 30 minutos. En consecuencia los científicos que la investigan se vieron obligados a desarrollar y usar trajes especiales y máscaras de oxígeno, pero que sólo les permite exponerse durante un máximo de 45 minutos.
Tiene en tamaño de una cancha de fútbol y el alto de un edificio de dos pisos. Algunos de los cristales de yeso miden hasta 11 metros (35 pies) de largo y pesan 48.850 kilos, la misma altura de los postes telefónicos aunque cien veces más pesados.
Con el objetivo de recolectar muestras de agua y de suelo para juntar información sobre los posibles virus que prosperan en este tipo de medios, los científicos renuncian al uso de esos pesados trajes de protección para moverse con más rapidez. Con esto solo cuentan con menos de 5 minutos de trabajo antes de que el cuerpo comience a deteriorarse- toxinas atacan al cerebro, los órganos fallan.
De todas maneras el esfuerzo no es en vano ya que hay unos diez millones de virus en apenas un milímetro de estas muestras de agua.
Por las características geológicas de la zona, se desarrollaron múltiples cuevas con condiciones semejantes a las de las cuatro que ahora se conocen. Las tres más recientes fueron descubiertas accidentalmente en el nivel -290 metros.
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